Plantación y poda de formación de los frutales

Plantación y poda de formación de los frutales

Ing. Agr. Carlos M. Vanoli EEA INTA Bordenave.  

Los frutales son un eslabón importante dentro de la huerta agroecológica tanto por el aporte de fruta que obtenemos para consumo, como por las condiciones de generar microclimas y biodiversidad que ayudan a la dinámica dentro de la misma.   

Introduciéndonos en las características de frutales producidos para consumo, vemos que una planta está compuesta por dos partes genéticamente diferentes, una la integra  el sistema radicular  denominado  patrón, pie o portainjerto (variedad que  aporta rusticidad y persistencia al frutal) y la otra, la parte aérea a la cual se la denomina injerto o variedad (aporta las aptitudes productivas del frutal).  

 

Es importante cuando realizamos la adquisición de las plantas frutales, realizarlo en viveros registrados y especializados  en el tema, que garanticen la calidad de las plantas, no solo por las condiciones externas y sanidad, sino también por la genética involucrada en las mismas.   

La mejor época para adquisición y plantación de especies de hoja caduca como frutales de carozo y pepita (damascos, ciruelos, manzanos, etc.) es durante los meses invernales, en el cual la planta se encuentra en un proceso de letargo (la planta esta inactiva) y se disminuyen las condiciones de stress en  el proceso de traslado y plantación. Por esta condición, los  frutales de hojas caducas permite el traslado desde el vivero al lugar de plantación a raíz desnuda,  teniendo el cuidado  de mantenerlas hidratadas y plantarlas enseguida a su llegada. En caso que esta operación se demore, conviene colocarlas al algún recipiente con agua hasta que se procesa a la plantación de las mismas.  

Los frutales de hojas perennes (ej. cítricos) no tolera el trasporte a raíz desnuda, por lo cual estos generalmente  vienen  en  macetas o cepellones que contienen las raíces cubiertas de tierra, evitando que las mismas sufran daños y se deshidraten en la manipulación del traslado. Este tipo de  presentación permite que la  plantación se pueda realizar en cualquier momento del año aunque los meses de otoño e invierno siguen siendo los más aconsejables. En la elección de la planta frutal también es importante considerar algunos aspectos morfológicos como la abundancia de raíces finas, la ubicación del injerto el cual debiera estar a unos 10-20 cm del  cuello del porta-injerto y los tallos tengan un diámetro aproximadamente de  1-1,5 cm. y  no menos de 1 m. de largo.    

 

Por último, la elección del lugar de plantación debe ser un sitio soleado, bien drenado, con suelo profundo y sin compactaciones (>80 cm.) y protegido de los vientos más predominantes.  
Proceso de plantación
1-  Cavar un pozo de unos 40-50 cm. ancho por 50 cm profundidad, separando la tierra fértil de la parte superior.   

2-  Regar el pozo con abundante agua antes de plantar el frutal

3-  Colocar  la  planta de modo que las raíces queden bien distribuidas sin que se doblen las puntas  

4-  Poner en primer lugar la tierra fértil para que queden en contacto con las raíces.

5-  El injerto debe quedar ubicado a unos 10 cm. por encima del nivel del suelo  

6-  Compactar la planta para que la misma quede firme  

7-  Colocar un tutor del lado donde provienen los vientos más fuertes            

8-  Finalmente, formamos la “olla” acercando tierra al tronco y regando nuevamente.

Posteriormente a la plantación de los frutales, hay que comenzar a realizar la poda de formación para definir la estructura del árbol frutal. Las formas de conducción o formación del frutal pueden ser variadas, desde forma piramidal, en palmeta, espaldera, Ípsilon, vaso, etc.   

 

En nuestro caso, desarrollaremos la conducción en forma de vaso por ser una formación fácil de implementar que no requiere  guías o  tutores para las ramas y si se realiza correctamente,  tiene buena entrada de luz que permite una maduración uniforme de la fruta.

Para  realizar la misma, en el primer año luego de la plantación, se debe rebajar el injerto o variedad a unos 80 cm. de  altura para comenzar a formar el tronco y estimular la brotación de yemas laterales, las cuales serán las futuras ramas primarias. En el segundo año, continuando con la formación el vaso, se escogen 3 o 4 ramas bien distribuidas desde una vista superior, con las cuales nos quedaremos para formar las ramas primarias. Estas se acortan a un poco más de la mitad para  romper la dominancia de la yema apical y estimular la brotación de yemas laterales que generen las ramas secundarias. Una  vez que se eligieron estas ramas primarias, el resto se ralean cortándolas por la base.              

1° Año de plantación

2° año: Formación de ramas primarias          

En el tercer año, se procede a ralear cada rama primaria dejando de 2 a 3 ramas distribuidas de tal manera que cubran los  espacios vacíos, las cuales pasaran a formar las ramas secundarias el próximo año. Estas ramas también se despuntan o  acortan a más de la mitad, de modo que nuevamente se estimule la brotación de yemas laterales.  
             
3° año: Formación de ramas secundarias             

Ya en el cuarto año, la copa en forma de vaso ya estará formada y a partir de este momento la poda se centrará en realizar  raleos de ramas mal ubicadas, chupones y enfermas y también acortamientos o despuntes de ramas para limitar el crecimiento y evitar que la fruta se produzca en demasiada altura, resultando dificultosa la cosecha de la misma.   
 
Vista superior
4° año: Formación de ramas terciarias.